lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Qué hacer ante la violencia en las aulas?

En el aula y la escuela podemos contrarrestar la violencia partiendo del respeto al alumnado, evitando su comparación, su clasificación en list@s y tont@s, laborios@s y peresos@s, adelantad@s y atrazad@s.


De igual forma debemos evitar la competencia, el dar importancia al tiempo en que se realiza una actividad: terminaste primero vs terminaste últim@.

La colaboración en la realización de las actividades debe ser nuestro objetivo pedagógico y para alcanzarlo debemos promover la definición colectiva de normas de convivencia y consensar las sanciones.

Un recurso para alcanzar la colaboración es la comunicación, abierta, franca sin coerción, porque quien se comporta violentamente no sabe porque no se la ha permitido manifestar sus ideas, emociones y sentimientos.

EL asesor y la asesora debe capacitarse en todas las habilidades comunicativas particularmente en la escucha (tratar de entender lo que manifiesta el estudiante) particularmente las críticas, reproches y reclamos ante los que debe ejercer sus recursos como la tolerancia y la reflexión sobre la vida cotidiana en el aula así como recurrir a las técnicas didácticas que le permitan incorporar a la actividad educativa respuestas puntuales a las necesidades del alumnado.

El comportamiento violento de los jóvenes en la escuela es reflejo de la violencia que viven en sus familias, círculos de pares y comunidades así como de la violencia social que les ha privado del pleno ejercicio de sus derechos a la alimentación, la salud, la educación de calidad, la seguridad de su persona, la recreación, el deporte.

Además en el Telebachillerato debemos contrarrestar el individualismo promovido por la competitividad de la sociedad de consumo, con la identificación del alumnado como miembros de su comunidad y donde encontrarán su razón de existir y el rol social como destinatarios de la educación que les permita desarrollar respuestas a las necesidades y problemas de la comunidad. El reconocimiento que requieren los jóvenes para consolidar su autoestima, consolidar su personalidad y forjar su identidad la alcanzarán en la medida en que se integren a su comunidad como miembros útiles a la misma.

EL asesor y la asesora son figuras de autoridad y por ello el alumnado espera su reconocimiento, el cual debe darse sin condiciones y es necesario decirles que esto lo hacemos al decidir trabajar para ellos, al destinar nuestras habilidades a la elaboración de estrategias didácticas que tengan como foco del tratamiento de los contenidos de los cursos un problema o una necesidad de la comunidad. Porque la comunidad y él como miembro de la misma son el objeto de nuestro trabajo.

Podemos decirles esto a nuestros alumnos en el Taller de lectura y redacción si proponemos como tema de un texto a escribir:

¿Por qué estoy en el Telebachillerato?

Mientras los alumnos redactan sus motivaciones y expectativas escriben sobre el significado de la labor docente:

Crear vías de acceso para el alumnado a la cultura, la ciencia, el desarrollo personal, la integración con plenos derechos y obligaciones a la comunidad.

Desarrollarse profesional y personalmente para conseguir ser un referente personal y cultural para el alumnado.

El asesor o asesora leen su texto y enseguida piden al alumnado que lean su escrito. Estos textos pueden dar pie a que el alumnado comience a expresar sus necesidades, emociones y sentimientos reflexione sobre los mismos y comience a auto conocerse porque la capacidad de comunicación es un requisito para el aprendizaje de la convivencia y el respeto a los demás, ambas condiciones de una vida libre de violencia.

Compañeros asesores y asesoras:

Escuchemos lo que el alumnado piensa y siente y acordemos con ellos las normas de convivencia que nos permitan erradicar la violencia del Telebachillerato .

Alberto Dueñas